domingo, 30 de octubre de 2011

Paraíso Natural o séptimo estado australiano

El 25 por ciento de la superficie arbolada en Asturias son eucaliptos. Más de 80.000 hectáreas según datos estimativos.

El anterior gobierno de Álvarez Areces reconocía que no se sabe la cuantía. Habían perdido el control aunque reconocían 58.000. No obstante, la falta de supervisión de la administración está llevando las cifras a superar ampliamente las previstas para los próximos 60 años en su plan propio plan.

En la rasa costera asturiana el problema está adquiriendo carácter de catástrofe.

En lugares como San Tirso de Abres, pueblo ejemplar de Asturias, casi el 100 por ciento de la superficie arbolada está dedicada a esa especie. Lo mismo sucede en toda la costa: de Llanes a Vegadeo no hay otra cosa que estas plantaciones. De las playas a bien entrado en la montaña interior es la especie predominante con diferencia.

El eucalipto es especialmente pernicioso en el caso asturiano: acidifica el suelo y lo esteriliza; consume enormes cantidades de agua en una zona no sobrada de ella, como es la costa; favorece la desertificación y es también hostil a la fauna autóctona. Todo ello sin considerar el terrible impacto paisajístico. Los intereses de la industria papelera no justifican esta destrucción.

Estos problemas, que no son menores por si mismos, ocultan otro aspecto peor si cabe: el coste de oportunidad de perder, al menos, treinta años para haber acometido una reforma forestal que hubiera aprovechado el enorme potencial de la zona costera de Asturias para producir especies maderables de calidad, con todos los aprovechamientos asociados, y las industrias de transformación que podrían acompañarlos.

Hay que añadir el impacto en el turismo, especialmente en el rural. Los clientes de esta actividad, cada vez más informados, no harán otra cosa que rechazar lugares con paisajes terriblemente degradados por el monocultivo eucaliptal, por su falta de interés en todos los aspectos: estético, medioambiental, cultural... Son miles y miles de hectáreas echadas a perder.

La reconversión salvaje del campo asturiano, basada sólo en el abandono de toda actividad agrícola y de la mayor parte de la ganadera, ha llevado a la tolerancia con esta práctica suicida de la plantación indiscriminada de eucaliptos. Es una manera de que los escasos pobladores del campo que quedan, obtengan una renta que los aleje de protesta alguna mientras se extinguen definitivamente.

Una vez más la ignorancia, la prepotencia y la apatía de los que han gobernado Asturias estas, ya, décadas, ocasionan un gravísimo daño muy difícil de reparar en el futuro.

Mientras tanto, seguimos jugando a ocultar la realidad con campañas absurdas llenas de patético triunfalismo.

A pesar de la consigna oficial, tan odiosa por insistente y por ignorante, la realidad es terca.

Abundaremos en este asunto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario